La lección del maestro, considerada como una de las mejores novelas cortas de Henry James, gira alrededor de personajes para quienes el arte y la creación constituyen elementos esenciales en sus vidas. En ella, un escritor consagrado, y en plena decadencia, aconseja a su joven discípulo que renuncie a los placeres mundanos como único medio para conseguir la inmoralidad literaria, sin embargo, el joven es incapaz de discernir si lo que guía al maestro es la generosidad o el egoísmo. Esto se convierte en un callejón sin salida desde el cual el autor observa el movimiento de sus personajes.
En el segundo relato, es escritor John Berridge, quien poseía un extraordinario alcance visual, casi mágico siendo su don más preciado, y creía haber saboreado ya todas las mieles del éxito, le solicitan su valioso juicio sobre un caso literario especial: el libro El guante de terciopelo, que trata del amor tan desacreditado y tan querido, escrito por una princesa, quien desea que Berridge le haga bien a una obra tan pequeña como la juzga su autora, surgiendo así un idilio.
El tercer cuento, La muerte del león, habla de Neil Paraday, un escritor de precaria salud que, tras su ascenso tardío a la celebridad, es engullido por la aspiración y el deseo de la alta sociedad de codearse con una figura intelectual. Como es usual, lo convierten en objeto de culto sin siquiera conocer su obra. El escritor cuenta con un fiel aliado, un joven periodista, tan ávido de protegerlo como incapaz de oponerse al torrente que lo avasalla. Paraday se sitúa entre dos fuerzas: el escritor-hombre, que experimenta lo ineludible del destino y a través del cual James reflexiona sobre el oficio de escritor. Aplicando su máxima: Cuando conozcan a un genio tan brillante, evítenle el terrible deber de ser también una personalidad.
En cada relato de Henry James los personajes son delineados perfectamente, y los ambientes en donde se desarrollan sus tramas son los de la alta burguesía o aristocracia en decadencia, produciendo conmoción e interés en el lector. En sus novelas, hay de todo: radiografías precisas sobre la juventud de su época, heroínas pobladas de incertidumbre y enfermedad, el terror casi pudoroso puesto en la ambigüedad, pasiones medidas y nunca desbordadas, y ocultas melancolías.