Son estos textos, decálogos del deber, de la cortesía o de la alcurnia de la profesión. Aspiran a decir en pocas palabras la jerarquía del ministerio del abogado. Ordenan y confortan al mismo tiempo; mantienen abierta la conciencia del deber; procuran ajustar la condición humana del abogado, dentro de la misión casi divina de la defensa.