El término chino para la palabra crisis consta de dos ideogramas: uno significa dificultad; el otro, oportunidad. La ancestral sabiduría china refleja así que los momentos de crisis, además de conflictivos, son también momentos adecuados que encierran la oportunidad y la promesa de nuevas y más amplias posibilidades. Esta obra cálida, llena de aliento y de consejos sabios, nos recuerda que la vida es un buen maestro y un buen amigo; y que los momentos difíciles de nuestra vida, aquellos en los que uno se siente descentrado y todo parece derrumbarse, son precisamente una situación ideal para librarnos de lo que nos mantenía atrapados y para abrir nuestro corazón y nuestra mente más allá de los antiguos limites. Tenemos a nuestro alcance una felicidad esencial que, sin embargo, suele escabullirse entre nuestros dedos. La ironía es que ello sucede precisamente cuando lo que pretendemos es justo lo contrario: escapar del dolor y del sufrimiento.