Voluptuosos de todas las edades y sexos, nútranse con los principios de esta obra, porque favorecen sus pasiones, y ellas de las que se espantan los moralistas fríos y vacíos- no son sino los medios de que se sirve la naturaleza para conducir a los hombres hacia los fines que les ha asignado. . Y ustedes, gentiles seductores, ustedes que desde la juventud no tienen más freno que el del deseo, ni más leyes que las de sus caprichos, que los cínicos les sirvan de ejemplo; vayan tan lejos como ellos, si a su semejanza quieren recorrer los caminos de flores que les prepara la lubricidad; queden convencidos de su enseñanza, ya que sólo extendiendo las esteras de sus gustos, de sus fantasías y entregándose por completo a la voluptuosidad, el desdichado individuo -mejor conocido como hombre- arrojado a su pesar sobre este triste universo podrá entonces, sólo entonces, sembrar algunas rosas sobre las espinas de la vida.