Los falsificadores de moneda narra la historia de un héroe (Bernard) azarosamente combinada con la de un novelista (Édouard) y de la novela que está escribiendo. A su lado, no menos de veinticinco personajes de todas las edades se enredan en una trama de rivalidades afectivas y literarias que componen un retrato múltiple, espejeante y sinuoso, en torno al tema de la libertad de elección. Gide se inspiró en dos crónicas de sucesos -la desarticulación de una banda adolescente de falsificadores de moneda y el suicidio de un colegial delante de sus compañeros de clase- para escribir esta novela cánonica del siglo XX.
Después del éxito de Los alimentos terrestres, publicó Prometeo mal encadenado (1899), reflexión sobre la libertad individual, obstaculizada por los remordimientos de conciencia. Idéntica preocupación por lo moral y la gratuidad reflejan Los sótanos del Vaticano (1914) y Corydon (1924), esta última un diálogo en defensa de la homosexualidad, que supuso un auténtico escándalo y le dio gran notoriedad; la producción de esos años influiría en autores como Albert Camus y Jean-Paul Sartre.
Gide participó en la fundación de La Nouvelle Révue Française (1908) y publicó ensayos sobre literatura (como los dedicados a Oscar Wilde y Dostoievski), viajes y política, así como traducciones de Shakesperare y Joseph Conrad. Los monederos falsos (1925) es una de las novelas más reveladoras del período de entreguerras y gira en torno a su propia construcción y a la condición de escritor, aunque su obra más representativa tal vez sea su Journal (1889-1942), que constituye una especie de Bildungsroman (aprendizaje de novelista). En el año 1947 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura.