Dos humildes familias pastoras recogen con pocos años de diferencia a un niño y una niña abandonados, llamándolos Dafnis y Cloe, y los educan según sus costumbres. Al crecer, estos jóvenes se enamoran sin advertirlo. Ese ingenuo amor queda plasmado en esta novela griega, donde el autor deja en segundo término las peripecias de ese amor para dar relieve a las vicisitudes sentimentales de los protagonistas.
A propósito de esta obra Juna Valera comentó:
Una razón para que la novela gusté, es la sencillez de su estilo, donde la belleza de convención no entra para nada, pues los autores griegos, hasta la edad de decadencia, como se cree que fue la de Longo, se dejaban más difícilmente extraviar por los artificios conceptuosos al uso o al gusto de un momento. Razón es asimismo la de que, a pesar de lo que aseguran muchos, de que los autores griegos y latinos no sentían ni comprendían tan honradamente la Naturaleza como los modernos y los orientales, en Dafnis y Cloe la Naturaleza está viva y cuando no hondamente sentida. Así lo declaran el sabio Humboldt en el Cosmos, Villemain y otros críticos.
La breve de estas descripciones hacen que hieran con más vigor la fantasía de todo lector un poco atento, sin peligro de que fatiguen
Un gran contra, fuerza es confesarlo, tiene, por cierto, Dafnis y Cloe: el realismo de sus escenas amorosas, y la libertad, que raya en licencia, con que algunas están escritas, pero sirva de disculpa que lo que en Dafnis y Cloe puede tildarse de licencioso no es en el fondo perverso
Ésta es la única de las novelas griegas que han conservado hasta hoy fama y difusión, para ello han contribuido las buenas traducciones como la que aquí ofrecemos.