Aunque la narrativa de la Revolución surge durante el conflicto armado, en los años posteriores (sobre todo después de los 40) varios escritores se inspiran en la lucha revolucionaria recreando batallas célebres, memorias o la vida de grandes personajes. Asimismo surge la literatura de contenido social, que muestra la difícil y cruel vida que llevan los campesinos e indígenas en la República Mexicana, que son segregados y explotados, situación que dicho sea de paso, no ha mejorado mucho, y eso hace más vigente este libro que muestra esa cruda realidad.
Muchos años después de concluido el conflicto armado, Carlos Isla atrae el personaje de La Adelita, generala de las enfermeras villistas y nos brinda esta espléndida novela sobre la vida de Adela Arrieta, una virtuosa jovencita, de condición humilde, que casi niña queda huérfana por la injusticia de los dueños del poder, llenándose de odio y deseos de venganza. No soportando la crueldad de los patrones se une a los villistas, después de escapar fortuitamente de una prisión, desde los inicios de la Revolución y, guiada por su buen corazón, enfrente múltiples peligros, socorrió a los heridos en la misma línea de fuego, entre ellos al mismo Francisco Villa, atendiéndolo de sus dolencias. Por su arrojo y valentía en campaña fue condecorada varias veces.
Los varios mitos y leyendas que se han creado alrededor de la Adelita no reflejan la realidad de esta legendaria figura femenina de la Revolución Mexicana, como lo hace el autor de esta novela que recrea la vida y obra de esta heroína, que al mismo tiempo es el retrato de varias mujeres anónimas que, sin amilanarse por su condición, participan en la gesta revolucionaria. Las virtudes de la mujer mexicana y los ideales femeninos se personifican en este personaje, hija del pueblo, heroína, pero antes todo mujer valiente como dice el corrido compuesto en su honor.