«¿Quién soy?» es quizá la pregunta existencial que más ha cautivado las tertulias de pensadores y filósofos en su afán por encontrar una respuesta que los satisfaga; sin embargo, no es la ausencia de una resolución la que les impide encontrar la luz, sino el valor para afrontar la realidad de quiénes son. Personas como Hikaru Nakamura y Alekséi Koslov nos dejan claro que está en manos de cada ser humano encontrar esa respuesta, siempre y cuando se tenga la valentía, el coraje y la resolución de dar el siguiente paso para alcanzar la claridad al mismo tiempo que no hay que desesperarse: nuestras manos, que parecen vacías, en el momento menos pensado se llenarán de auténtico y puro amor.
Una novela a la que se le haría una injusticia si solo se encasillara dentro del género romántico. El lector se encuentra ante una obra que clama justicia para una lucha social actual. Desde una distancia respetuosa, se nos lleva de la mano con naturalidad por una obra con tintes borgeanos que pone en escena un amor para nada convencional, el camino hacia la deconstrucción de dos personas que necesitan amarse para conocerse a sí mismas. Una obra deliciosa con matices dramáticos y confortantes, duros y laxos, fuertes y tiernos. Una trama que alegrará hasta el paladar más excéntrico.