Siempre encontraremos pueblos que ya conocían las grandes propiedades de la arcilla, la tierra y el barro, y los empleaban como remedio.
Hoy en día, la medicina convencional los emplea frecuentemente bajo formas y nombres diversos para el tratamiento de múltiples enfermedades. La arcilla es muy eficaz para calmar toda clase de dolor, detiene la proliferación de los microbios y las bacterias y favorece la reconstitución celular sana.
La medicina convencional, empieza a reconocer que la arcilla es un elemento de un extraordinario poder de absorción del mal, cuya radiactividad naturalmente equilibrada, presenta un auténtico poder que trasmite fuerza y vitalidad al organismo enfermo.