A partir de La paradoja del comediante, de Denis Diderot, la reflexión sobre el trabajo del actor habrá de convertirse de manera tradicional en charla, en discusión amena y perfectamente accesible. Parece como si Diderot hubiera instituido una tradición consistente en que los libros de teoría de la actuación fueran escritos con tal sencillez que hasta el lector menos advertido pudiera entenderlos. Desde luego, el que tenemos aquí no resulta una excepción. Este libro transcurre página tras página en una continuada charla que se despliega ante nuestros curiosos ojos con amenidad encantadora.