El teatro de la Grecia antigua es el influjo para que grandes dramaturgos como Shakespeare, Brecht, Ibsen o Jarry escribieran las obras que los inmortalizaron.
Autores como Sófocles, Esquilo y Eurípides siempre engalanan la tragedia helena con sus dramas. Sin embargo, como dicta la tradición, después de las tres obras que englobaban una tragedia, debía seguir una parodia de ella, la cual era representada bajo el nombre de comedia.
Es ahí cuando indudablemente la figura de Aristófanes cobra vida, resaltando con sus 11 obras que han quedado como un legado del divertimento y la sátira, con la cual los griegos se divertían después del sufrimiento trágico.
Lisístrata es una de esas obras que Aristófanes lleva del absurdo hasta lo sexual. Es una comedia en la cual la sociedad y la guerra se reflejan en el ridículo.
Aún después de años, siempre es interesante regresar a los clásicos y ver que todos tenemos algo de griego.