La poesía de James Joyce ocupa, indudablemente, un lugar secundario dentro de su obra. Sin embargo, como toda obra en un genio literario, no puede dejarse de lado su importancia para comprender e iluminar aspectos valiosos de sus creaciones principales. Chamber Music se publicó en marzo de 1907. Joyce se sentía avergonzado de estos poemas y sólo cuando un músico irlandés le propuso ponerle música a algunas de las composiciones, Joyce reconsideró su juicio sobre estos poemas. Giacomo Joyce, escrito alrededor de 1913, narra una aventura amorosa de Joyce con Amelia Popper y muchos de los caracteres de esta alumna suya fueron atribuidos a Molly Bloom en Ulyses. En 1927 se editó Pomes Penyeach, libro de poemas que desde al título refleja ya los juegos de palabras con los que había estado trabajando y rebajaba en Finnegans Wake. En resumen, si esta obra en conjunto no puede valorizarse poéticamente a la altura de las creaciones en prosa de Joyce, sí debe conocerse y estudiarse como parte del universo joyceano, fundamental en la literatura de este siglo.