Este es un dialogo con un amigo entrañable que le dice al narrador: Tu vida es como una piedra que no puedes sostener en la mano. Pero habla de si mismo pues solamente observamos afuera lo que tenemos adentro.
Todo sucede en la mente del narrador con el orden que da el rio indeterminado de fluir de la conciencia. Se nombre a la persona amada como la pareja y al encuentro amoroso como la entrega semanal. Los relámpagos fotográficos capturan el mismo rostro con una pared de azulejo detrás o junto a cromos de pinturas de Vermeer, Ingres o Zurbaran. Los encuentros eróticos suceden solamente en el recuerdo, pero las efusiones liricas brotan siempre en el presente como la serie de poemas en que aparece esta declaración: Solamente debo darme yo y darte. Si espero algo de ti, comienza mi desdicha.
Algunos movimientos se limitan a ser la visita furtiva a un edificio donde se encuentra el departamento vacío.
Los deseos carnales son superados por los valores de la cultura: Existes porque pienso en ti y no porque te toco.
Este libro singular no puede insertarse fácilmente entre los géneros literarios. Es simplemente un texto continuo que no se limita en el tiempo ni en la geografía (instantáneamente aparecen Amsterdam y Rio de Janeiro) como una muestra madura de uno de los mejores escritores mexicanos.