En la Francia que vio nacer la Revolución, donde la injusticia era la ley, Jean Valjean entra en prisión por robar un mendrugo de pan... y permanece diecinueve años en ella sometido a trabajos forzados. Cuando al fin obtiene la libertad condicional, la rompe y empieza una nueva vida como fugitivo. A su número de presidiario, el 24.601, lo sustituirá primero el de monsieur Madeleine, que llegará a ser el potentado alcalde de Montreuil-sur-Mer, y luego otros varios en un largo peregrinaje vital en torno al cual girarán otros varios personajes con sus memorables historias: Fantine, madre soltera despedida de la fábrica de Valjean; su hija Cossette, a quien Fantine tuvo que confiar a los Thénardier para que la criasen y Valjean acoge como hija; el joven aristócrata y revolucionario Marius, enamorado de Cossette, o el implacable policía Javert, fiel servidor de la Justicia, eternamente consagrado a la caza de Jean Valjean... Y junto a ellos, el impresionante paisaje de la Francia revolucionaria de principios del siglo xix. Victor Hugo afronta en esta grandiosa novela, cuyo tema principal es la lucha del protagonista por alcanzar la redención, una honda reflexión sobre el ser humano responsable de su propia vida y la naturaleza del Bien y el Mal.
Victor Hugo nació el 26 de febrero de 1802 en Besançon, hijo menor de un general del Imperio, que fue nombrado conde por José Bonaparte, a la sazón rey de España. De su familia heredaría una ideología monárquica y conservadora de la que se iría distanciando con los años. De hecho, siendo diputado de la Segunda República, Victor Hugo todavía apoyó en 1848 la candidatura del último de los Bonaparte, Carlos Luis Napoleón, con quien acabó por romper un año más tarde al reprobar su política reaccionaria. Cuando Napoleón III se coronó emperador, Hugo emprendió un exilio de casi dos décadas, roto sólo tras la proclamación de la Tercera República en 1870. Murió el 22 de mayo de 1885, y se calcula que un millón y medio de personas y ochenta y cinco delegaciones acudieron a rendirle el último homenaje en el Panteón. Fue artista, intelectual y político. Entre su monumental obra, que abarca todos los géneros y registros literarios, destacan piezas teatrales como Cromwell (1827) o Hernani (1830), poemas épicos como La leyenda de los siglos (1859), ensayos como A propósito de Shakespeare (1853) y novelas como Han de Islandia (1823), El último día de un condenado a muerte (1829), Nuestra Señora de París (1831), Los miserables (1862), El hombre que ríe (1869) o Noventa y tres (1874).