No solo mueren periodistas en el fuego cruzado de las guerras. También mueren por informar, por denunciar la corrupción de los políticos, la delincuencia de las mafias, los abusos de toda índole de los poderosos. El asesinato de Anna Politovskaia fue noticia de portada en todo el mundo. Pero hay muchísimos más profesionales de la información que han sido víctimas de quienes quisieron hacerles callar para siempre.
Matar a un periodista. El peligroso oficio de informar reconstruye las historias de unos profesionales de la información cuyo único crimen fue contar lo que sabían. Las historias de Politovskaia y de otros seis periodistas de Colombia, Rusia, Filipinas, Bangla Desh e Irak, fueron investigadas donde ocurrieron durante cuatro años por Terry Gould, que en este libro las cuenta en un ejercicio excepcional de periodismo narrativo.
El libro de Gould nos recuerda que el periodismo puede ser un oficio bello y cargado de significado, que su capacidad de combatir la injusticia es enorme, y que en todo el mundo sigue habiendo periodistas dispuestos a dar sus vidas por contar la verdad.
Joel Simon, Director Ejecutivo del Comité para la Protección de los Periodistas
Premio Tarah Sing al Mejor Libro en Defensa de la Libertad de Expresión, 2009 (Asociación de la Prensa del Candá) Premio al Mejor Libro de No Ficción, 2009 (Asociación de Escritores Canadiense de Novela Policíaca)
Desde 1992, han muerto violentamente en el ejercicio de su profesión 832 periodistas. Cuatro quintas partes trabajaban en medios locales y fueron previamente amenazados. Y el 95 % de estos asesinatos quedan impunes.
Estas son las cifras con las que Terry Gould (Nueva York, 1949) comenzó a trabajar en un proyecto que al fin ha visto la luz bajo el título Matar a un periodista. El peligroso oficio de informar (Libros del Lince, 2010). Se trata de un ensayo en el que investiga la muerte de profesionales de la comunicación en cinco países ?Colombia, Rusia, Filipinas, Bangladesh e Iraq? estableciendo inquietantes similitudes entre unos y otros.