En sus obras nos encontramos ante un tema muy especial: el erotismo, sólo que es un erotismo modificado, llevado a extremos increíbles, en los que se vuelve grotesco o inhumano. Calificadas de obscenas en su día, la descripción de distintos tipos de perversión sexual constituye su tema principal, aunque no el único: en cierto sentido, Sade puede considerarse un moralista que denuncia en sus trabajos la hipocresía de su época. Su figura fue reivindicada en el siglo XX por los surrealistas.