Los Crímenes del Amor nos permite ver esa "otra cara" del Marqués de Sade, tan poco conocida por quienes lo consideran un simple escritor pornográfico. La obra se compone de una serie de cuentos en los que no aparece ninguna de esas escenas que encontramos en otras de sus obras. No hay descripciones explícitas de actos sexuales ni torturas. Los finales de los cuentos, cuando no felices, sí son al menos moralizantes y tienden a rebajar al libertino a los ojos del lector, mientras el personaje virtuoso es ensalzado continuamente.