En este libro, la autora aporta su visión sobre los procesos en los que se expresan, se reproducen y se transforman las formas establecidas del "ser mujer" y del "ser varón".
Para ello parte de una fuerte hipótesis: la sociedad moderna está caracterizada por una configuración de relaciones entre los sexos signada por la desigualdad y la educación formal está atravesada por diferentes expresiones de esa desigualdad.
El conjunto de las expectativas y valores sociales establecidos para "lo femenino" y "lo masculino" constituye el sistema de "relaciones de género". Pensar desde el enfoque de género es intentar descubrir cuánto de arbitrario hay en la posición que mujeres y varones ocupan en la sociedad.
De estas cuestiones habla este libro, colocando como centro de estudio a las relaciones de género en la educación, profundizando fundamentalmente en las particularidades de clase y apuntando al objetivo de aportar caminos hacia la utopía social.
Se trata del esbozo de un programa de acción que tiene dos grandes ejes: por una parte, el reconocimiento, la denuncia y el intento de transformación de las determinaciones estructurales injustas; por la otra, la aceptación de las diferencias entre aquello que está socialmente establecido y aquello que las personas simplemente "son".