Radu es llamado a la nueva capital donde Mehmed está construyendo un imperio. Es que, aunque el sultán nunca ha sido tan fuerte ni tan poderoso, se siente desesperadamente solo. Por su parte, Lada ha creado una Valaquia libre de crímenes y no descansará hasta que todo el mundo sepa que las fronteras de su país son inviolables. Determinada a provocarlo, le envía a Mahmed los cuerpos de su comité de paz, y el sultán sabe que deberá tomar una decisión
inmediata: o le declara la guerra al príncipe o solo cundirá la muerte. Pero mientras Mehmed la ama y necesita que Lada se rinda ante su poder para protegerla; Radu teme que subestiman la voluntad indomable de su hermana.