En menos de un año y medio, las cinco hermanas Lisbon, adolescentes entre trece y diecisiete años, se suicidaron.
Los jovencitos del barrio habían estado siempre fascinados por esas inalcanzables jóvenes en flor, atraídos por esa casa de densa femineidad enclaustrada la madre era una católica ferviente y moralista que no dejaba que sus hijas salieran con chicos; el padre, profesor de matemáticas dócil y benévolo, aceptaba las muy estrictas normas de su mujer, y las primeras muertes no hicieron sino ahondar el misterio y el espesor del deseo. Los Lisbon se encerraron cada vez más en sí mismos y en el interior de la casa, y los jóvenes los espiaban desde las ventanas del vecindario, trataban de comunicarse con las hermanas pidiéndoles canciones por teléfono, contribuían al intrincado tejido de rumores, a la creación de mitologías. Veinte años después, aquellos mismos adolescentes, ya en la frontera de la mediana edad, intentan desentrañar el enigma de aquellas lolitas muertas que siguen fascinándolos.
Jeffrey Eugenides (Detroit, 1960) estudió en las universidades de Brown y Stanford. Es autor de tres aclamadas novelas, todas ellas publicadas por Anagrama: Las vírgenes suicidas, llevada al cine por Sofia Coppola: «Extraordinaria novela, las hermanas Lisbon son a la literatura de los noventa lo que el Holden Caulfield de El guardián entre el centeno fue a la de los cincuenta» (Sergi Sánchez, El Mundo); Middlesex, que obtuvo el Pulitzer 2003 y fue considerada una de las mejores novelas de las últimas décadas: «Sobresaliente, poderosísima» (Antonio Fontana, ABC); «Magnífica saga familiar, una novela deslumbrante» (Ignacio Martínez de Pisón); «Colosal» (David Guzmán, La Razón); y La trama nupcial: «Fino y empático... Eugenides vuelve para reclamar su lugar entre los maestros artesanos de la (gran) novela (americana)» (Rubén Pujol, Rockdelux); «Una luminosa meditación acerca de la distancia que media entre la literatura y la vida» (Eduardo Lago, El País).