Verónica tarda, Verónica se demora inexplicablemente y el libro sigue hasta que ella regrese o hasta que Julián esté seguro de que ya no volverá. Hacia el final, Julián quiere escribir y no ser escrito, pero esperar es dejarse escribir: esperar es seguir una constante deriva de imágenes. Entonces la historia comienza mucho antes de esa noche última, tal vez una tarde de 1984, con la escena de un niño mirando televisión. Y termina con las inevitables conjeturas sobre la vida de Daniela, la hija de Verónica, a los veinte, a los veinticinco, a los treinta años, cuando ha pasado mucho tiempo desde que su padrastro le contaba historias sobre los árboles. ¿Por qué leer y escribir libros en un mundo a punto de quebrarse? Esta pregunta ronda cada página de La vida privada de los árboles, una novela que confirma a Alejandro Zambra como uno de los escritores más interesantes de las nuevas generaciones.
Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) ha publicado los libros de poesía Bahía inútil (1998) y Mudanza (2003), la colección de ensayos No leer (2010) y las novelas Bonsái (2006) y La vida privada de los árboles (2007), que han sido traducidas a diversos idiomas. Escribe sobre literatura en diversos medios de prensa chilenos. Ha colaborado también en las revistas "Turia" y en el suplemento "Babelia" de El País. Actualmente es profesor de literatura de la Universidad Diego Portales. Bonsái fue galardonada con el Premio de la Crítica como la mejor novela chilena de 2006 y convertida en película con el mismo título por Cristián Jiménez, estrenada en Cannes en la sección de A certain regard. Alejandro Zambra fue además seleccionado entre los mejores narradores jóvenes en español por la revista Granta.