Desde muy joven Arthur Rímbaud dio muestras de una gran precocidad intelectual: comenzó a escribir versos a los 10 años. A los 17 escribió un poema sorprendentemente original, El Barco Borracho (1871), y se lo llevó al poeta Paul Verlaine. Su obra está profundamente influida por Baudelaire, por sus lecturas sobre ocultismo y por su preocupación religiosa. Su exploración sobre el subconsciente individual y su experimentación con el ritmo y las palabras, que emplea únicamente por su valor evocativo, marcaron el tono del movimiento simbolista (decadente) e impresionaron tanto a Verlaine que animó al joven poeta a trasladarse a París. Se inició entre ellos una amistad que se transformó en una tormentosa e inestable relación. Estando en Bruselas, Verlaine intentó en dos ocasiones matar al joven poeta, y éste resultó gravemente herido en el segundo intento: Rimbaud acabó en el hospital y Verlaine en la cárcel. Rimbaud ofrece un relato alegórico sobre este asunto en Una Temporada en el Infierno (1873), lo último que escribió, cuando apenas tenía 19 años.