Es una de las obras más significativas de la literatura para niños, pero con un gran contenido para el mundo de los mayores. Usando un lenguaje sencillo y un excelente simbolismo, el autor nos muestra el camino hacia la verdadera amistad gracias al cuidado y al empleo de pequeños detalles, buscando dar alma a lo inanimado. El libro constituye una gran parábola que conserva fresca la imagen pura y sencilla de la infancia, recordándonos que: Lo esencial es invisible a los ojos, Es más difícil juzgarse a uno mismo que juzgar a los demás, De nada sirve ir siempre recto si no se sabe a dónde ir.