Relato de la circunstancia de un personaje y al propio tiempo precisa metáfora de la historia de los países que se niegan a enfrentar su pasado, El pozo y las ruinas es un arriesgado ejercicio formal plagado de collages, entrevistas y textos que se introducen como un comentario paralelo a una historia bella y trágica. Y, sobre todo, muchas y bellas imágenes que poseen un valor esencial, pues no por azar es fotógrafo el protagonista de la historia. Observar, ver lo que no se ve a primera vista, es la propuesta radical de esta novela que trata justamente de la complejidad de la mirada en el ser humano.
La experimentación no es aquí un mero juego de artificio, sino una herramienta que añade dimensiones novedosas a un relato que se enfrenta a lo que no se puede o quiere mirar. Ésta es una gran novela, una obra literaria de una enorme magnitud, y también un alegato estremecedor.