Una de las mejores cuentistas mexicanas nos entrega otro ramillete de cuentos perfectos. Su gusto por Chejov, Conrad, Dostoyevski, Proust y Cortázar es un aviso claro: cultiva la narrativa precisa, clara, contundente, de esa difícil sencillez que se aprecia al leer estos cuentos. Por supuesto que quien ya conozca el trabajo de Mónica Lavín no extrañará, en esta obra, el erotismo fino, perturbador, estremecedor, atrayente y, por qué no decirlo, magnífico.
Obras notables Ruby Tuesday no ha muerto
Café cortado
Yo, la peor
Mónica Lavín nació en Distrito Federal, Ahora Ciudad de México, México. Bióloga de formación
? (Universidad Autónoma Metropolitana), y en ese período asistió a un taller impartido por el escritor argentino Mempo Giardinelli. Trabajó en investigación en el Instituto Nacional de Ecología, hoy Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, y en publicaciones de divulgación científica. Luego se dedicó de lleno a la literatura. Desde 1985 colabora en diversas publicaciones, ha sido guionista para documentales de televisión pública (Canal Once) y Directora del Departamento de Publicaciones de la Universidad Autónoma Metropolitana. Desde 2005 es profesora-investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México en la Academia de Creación Literaria.