Para ubicar a Samperio, se ha hablado de Becket, Ionesco y hasta de Kafka, pero toda comparación en literatura es un recurso para evitar el esfuerzo de pensar y de juzgar. Si en algún momento nos puede recordar a estos autores, es porque, con sus propios y muy personales e intransferibles medios, también Samperio ha puesto el dedo en la llaga de la sandez humana y en las lóbregas construcciones donde éste suele morar de preferencia.