El derecho a decidir sobre el propio cuerpo tiene sus antecedentes en una de las principales demandas del movimiento feminista de la década de los setenta (o de la segunda ola): Mi cuerpo es mío. Sin embargo, con el paso de los años ha sido común que este derecho se ciña al aborto o interrupción voluntaria del embarazo. Ello debido al lugar central que siempre ha ocupado en la agenda feminista.