A lo largo de la historia, el individuo ha tenido la aspiración natural del reconocimiento y protección de los derechos fundamentales que le corresponden por virtud de su esencia humana. Razón por la que, el punto de partida de los derechos humanos coincide con el origen de la persona. Sin embargo, hasta hace relativamente poco tiempo se dio a los derechos humanos la importancia que ha alcanzado hasta nuestros días, mediante su regulación en declaraciones, textos constitucionales y tratados internacionales. En la sociedad actual, todo ordenamiento jurídico debe garantizar a cada ser humano la satisfacción de la amplitud de las facultades que le corresponden en virtud de su calidad de persona. Particularmente, tanto el varón como la mujer deben ser respetados como seres humanos, para lo cual el Estado requiere impulsar la aplicación efectiva de sus derechos. Lo anterior solamente es posible mediante la participación de los individuos en la consecución de una voluntad general que debe marcar la pauta para una apropiada acción del gobierno en la vida colectiva de la nación. Estimamos que género, democracia y derechos humanos son conceptos estrechamente vinculados que permiten a los ciudadanos tomar decisiones fundamentales para fortalecer el Estado constitucional de derecho.