La acumulación de capital en los países desarrollados le permitía operar con problemas para la formación de un ejército de reserva laboral, potenciado por las permanentes transferencias unilaterales de valor desde los países no desarrollados, cuyas formas son diversas, haciendo necesaria la inmigración, pero eso parece haber alcanzado su límite.
Esto es particularmente evidente en los casos de la migración mexicana, centroamericana y caribeña, porque el capital ya logró consolidar sobrepoblación en Estados Unidos, es decir, cuenta con niveles de población redundante que convierten a los inmigrantes en un sector cada vez menos necesario; por tanto, se prevé la tendencia a la caída de los flujos, aun y cuando en los países de origen las presiones para migrar no cesan. En función de ese planteamiento, el presente libro busca llamara la atención acerca de los desafíos económicos, políticos y sociales que representan para los países de origen el desgaste de la migración laboral internacional.