La vida ha llevado a Victoria a renovarse así, sin más, después de horas grises y solitarias en que esta la ha empujado al borde de renunciar a todo y las situaciones han alcanzado su punto más bajo. Las circunstancias la hacen comenzar de nuevo cotidianamente y, como el Ave Fénix, renace de sus propias cenizas. Tal parecería que su premio ha sido una condena, ¿es posible sentirlo así? ¿asumirlo así? Ha sentido miedo todo el tiempo, miedo exacerbado. El miedo nunca es inocente, ¿por qué lo sería? Y lo que hizo ella fue quitarle poder al miedo. Siempre pensó que podría con todo, los hechos así se lo exigían, pero nunca se puede con todo. Para ella, existieron momentos en que creyó que sí. La sociedad y sus desigualdades la han llevado a confirmar que su fe es el principal motor de impulso y confirmación, por supuesto, porque somos lo que hacemos? porque dudarlo. La práctica que aquí nos platica la autora es una historia de vida, de consejos, de esperanza, de vitalidad, de empatía y solidaridad, valores que esta sociedad ha ido perdiendo u olvidado cotidianamente -mala la cosa-.Victoria Rita ha querido compartir su experiencia en forma de libro bajo la premisa de que un libro siempre acabará cobrando vida propia, porque la autora nunca se propuso escribir acerca de lo que ha querido, sino de lo que ha podido. Sentirse escuchada alimenta y fortalece a Victoria, por lo tanto, se le quiere y se le agradece.