Fernando Nachón se considera a sí mismo como sicópata, vicioso, lacra social, depresivo, puercoburgués, playboy, sádico y anticristiano, Su literatura se nutre de esas características hasta convertirse en un desbordado río de aguas negras que, paradójicamente, purifica el autor y a quien se atreve a leerlo. En Nachón las máscaras existen no como objetos que ocultan la verdadera personalidad sino como cristal que trasluce múltiples facetas internas. La obra de Fernando Nachón es un escupitajo en el rostro de esa falsa normalidad que propone orden y productividad, pero que en el fondo esconde autoritarismo y explotación. El autor posee una fuerza narrativa impresionante y en plan de poetas es simplemente explosivo.