En 1895 el poeta, dramaturgo y narrador irlandés Oscar Wilde, tuvo que pisar la cárcel de Reading debido a una acusación de sodomía en su contra.
La relación del autor de El retrato de Dorian Gray con Alfred Douglas, hijo del marqués de Queensberry, se convirtió en un escándalo y en un proceso que desfavoreció a Wilde en todo momento.
Meses antes de salir de la prisión, el poeta irlandés mostró sus sentimientos, su pensar y todo su existir en una carta mortuoria dirigida a Bosie, como le decía de cariño a Alfred Douglas.
De profundis evoca una llamada de la muerte, el pensamiento de Wilde en prisión.
Es más que una epístola desesperada, es el testamento de un verdadero artista como lo fue Oscar Wilde, quien tiraba todo el dandismo al desnudarse en este texto sangrante.