Los cuentos droláticos publicados por Balzac entre 1832 y 1837, constituyen un proyecto insólito de escritura lúdica e imitación, cuya exuberancia y fantasía en el uso de un lenguaje inventado significó un escándalo para el mundo literario de la época. En efecto, el multilenguaje de Balzac al estilo de Rabelais está compuesto de neologismos, palabras fusionadas, y términos latinos, dialectales y burlescos, sin olvidar los juegos de palabras. Todo siguiendo una grafía y construcciones arcaizantes. Pese a ser una de las obras menos difundidas de Balzac, resulta una de las más balzacianas.