Pese a que su nombre estará siempre ligado al de su novela más conocida, Frankenstein, Mary Shelley fue también autora de excelentes relatos, como las tres historias que se incluyen en este volumen. Sugerentes, insinuantes y bordeando continuamente esos ambientes sobrenaturales y tenebrosos que todo lector asocia con la autora, los tres cuentos son, por encima de cualquier otra cosa, admirables proezas de condesación. En "Transformación", una de las obras maestras de la narrativa gótica, la belleza y el horror coinciden en una misma criatura de ambigua clasificación. En "El mortal inmortal" un ser de trescientos años relata una historia de amor y alquimia. Y, finalmente, "El mal de ojo", el más extenso de los tres cuentos, catapultará al lector a costas lejanas, en un ambiente cargado de supersticiones, crímenes y destinos fatales.