Como las demás obras de Aristóteles que han sobrevivido, la Retórica también parece no haber sido pensada para una publicación, constituyendo más bien una colección de apuntes de sus estudiantes. El tratado muestra además el desarrollo del pensamiento aristotélico durante dos períodos en los que estuvo en Atenas, e ilustra su profundización en el estudio de la retórica a través de la crítica platónica de la misma en Gorgias (en torno a 386 a. C.) como inmoral, peligrosa, e indigna de un estudio serio. El diálogo final de Platón sobre retórica, Fedro (en torno a 370 a. C.), ofrecía una visión más moderada de la retórica, reconociendo su valor. Dicho diálogo ofreció a Aristóteles un punto de partida más positivo para el tratamiento de la retórica como arte digno de estudio sistemático. La Retórica fue escrita por Aristóteles, como se ha dicho, durante dos estancias en Atenas: la primera, desde 367 a 347 a. C. (cuando fue adscrito a la Academia de Atenas), y la segunda desde 335 a 322 a. C. (cuando empezó a dirigir su propia academia, el Liceo).