El libro despierta sensaciones y reacciones que ningún educador, investigador o teórico de la literatura puede ignorar. La lectura del texto nos deja una explosión de alegría desbordante, de ánimo para replantear la tarea de la docencia de la literatura, y de estímulo para seguir intentando transformar a la juventud a través de la vía de la creación literaria, de la lectura, de la investigación y del disfrute de la enseñanza-aprendizaje de la literatura.