Con Otras voces, otros ámbitos, el jovencísimo Truman Capote hizo su deslumbrante y polémico debut como novelista y se convirtió en lo que fue hasta su muerte: el enfant terrible de la literatura norteamericana de su época.
Una novela con un universo mórbido e inquietante, unas vívidas e inesperadas imágenes de extraordinaria belleza y unos personajes que, en palabras del gran crítico francés Maurice Edgar Coindreau, «poseen las virtudes alucinatorias de las figuras de los sueños, y para ellos, como para Capote, el sueño es la única realidad, y el mundo que nos rodea no es sino trompe l'il y apariencias varias».
Otras voces, otros ámbitos es la historia de un hijo que busca a su padre, de un joven en busca de su identidad. Un muchacho de trece años, Joel Knoz, a la muerte de su madre en Nueva Orleans, es enviado a casa de su padre, a quien jamás conoció. En una ruinosa mansión de una aislada plantación en el profundo Sur viven, con el padre de Joel, su madrastra, Miss Amy, el misterioso primo Randoplh personaje capital de la novela y la criada, la negrita Missouri. Los escasos vecinos son personajes estrambóticos, fuera de lo común: las gemelas Idabel y Florabel, el diminuto centenario Jesus Fever, su nieta Zoo apuñalada por su novio el día de la boda y Little Sunshine, el negro ermitaño.
Finalmente, Joel conoce a su padre y se siente decepcionado, atrapado: pretende huir de este extraño universo hasta que descubre, de pronto, el sentido de los dramas que rodeaban su infancia.
En palabras de su biógrafo Geral Clarke, en este libro Truman Capote describió, «bajo el disfraz de la ficción, el angustioso viaje que terminó con el descubrimiento de su identidad como hombre, como homosexual y como artista».
Y aunque cuando la novela apareció fue muy discutida por la crítica de la época, que le acusó de decadente, pretencioso y degenerado, no faltaron las opiniones perspicaces, como la de John W. Aldridge: «Es muy posible que Otras voces, otros ámbitos sea, en materia de estilo, la novela novedad más importante de la joven generación. Es muy posible que la aparición de esta novela sea el acontecimiento más dichoso del que pueda beneficiarse nuestra literatura desde Hemingway, así como el antídoto más poderoso, desde Faulkner, contra la atonía por exceso de simplificación, cuyo origen se remonta a Hemingway.»