Desde la teología de la liberación hasta la inédita y ubicua presencia de las iglesias evangélicas y pentecostales, la religión viene demostrando un inesperado dinamismo como fuerza social en América Latina. Cuál ha sido su relación con el problema de la violencia en los últimos cincuenta años es el tema de este libro, cuyo proyecto convocó a historiadores, politólogos, sociólogos y antropólogos por dos años. Después de un capítulo liminar analítico, se presentan quince estudios que abarcan a México, Centroamérica, los países andinos, Brasil y el Cono Sur. Unos lanzan una nueva mirada sobre la defensa histórica de los derechos humanos, a partir de datos inéditos. Otros enfocan la práctica pastoral ante las violencias actuales y analizan las múltiples respuestas concretas que les dan las iglesias, sean católicas o evangélicas. Fundamentados en nuevas investigaciones empíricas, estos estudios revelan cómo las creencias religiosas han interpretado las estructuras sociales, la agencia humana y la dimensión ética que plantea la violencia. Sus conclusiones ofrecen una gama de perspectivas nuevas sobre religión y violencia en la América Latina de hoy y de ayer.