El objetivo de este ensayo es la relación entre la globalización, entendida como el proceso de globalización neoliberal de la técnica y de la economía, y los diversos proyectos de recreación de los discursos identitarios, con vistas, sobre todo, a examinar la transformación del vínculo social y del contrato político que se manifiesta en la redefinición de la igualdad, en la fragmentación de la ciudadanía y en la transformación de la soberanía.
La cuestión identitaria experimenta transformaciones notables, de las que quizá no disponemos todavía de respuestas adecuadas para explicar el intrincado juego de adaptación y lucha por construir una coherencia compleja, como la que caracteriza el proceso experimentado por los inmigrantes.
Esta perplejidad afecta decisivamente a la teoría política, a la misma concepción de la política. Por ello el propósito de acercamiento del autor es sobre todo normativo y en este sentido aborda en el libro: la identidad de resistencia frente a la globalización como una enfermedad de la democracia; las confusiones acerca del riesgo que comportaría el incremento de la multiculturalidad con vistas al mantenimiento del pluralismo y de la misma democracia; y los retos a los que se enfrenta el principio de igualdad. Estamos, en expresión de Petrella, ante un incremento de la «ciudadanía mutilada». Por este motivo, una globalización fragmentada como la que vivimos no puede dejar de agudizar la crisis del vínculo social, la marea creciente de lo que ha sido denominado como el mundo de los sin, de los que caen a través de las mallas cada vez más deshilachadas de la red social.