Una de las mejores formas de identificar el progreso que se ha logrado en medicina en las últimas décadas es hacer un reconocimiento científico de los resultados obtenidos en las diferentes especialidades médicas, por lo que se hace énfasis en la ginecología y la obstetricia en México. Los progresos en esta especialidad no se han producido a pasos agigantados ni como destellos de inspiración, sino por la incorporación progresiva de los avances científicos a la práctica clínica ginecoobstétrica de innumerables recomendaciones y evidencias productos de la investigación en la salud maternofetal.
Estos avances incluyen el mejoramiento en los aspectos generales de técnicas como la antisepsia, la anestesia, la presión arterial y sus repercusiones, así como en aspectos específicos como la seguridad en la transfusión sanguínea, el control de las hemorragias obstétricas, la depuración de las rutinas quirúrgicas y la incorporación de diferentes procedimientos de imagenología en la práctica diaria como apoyo diagnóstico a los problemas femeninos. De igual importancia es el autocuidado que la mujer ha tomado como parte de sus responsabilidades, resultado de su actual rol dentro de la sociedad, con la autonomía y el control de su propio destino reproductivo, lo que ha fortalecido los lazos en la relación médicopaciente.
Los cambios en el estándar de la práctica ginecoobstétrica han llevado a un mayor diálogo en la relación médicopaciente sobre la vía de la resolución obstétrica más apropiada, lo cual es un fenómeno relativamente nuevo, ya que en años pasados la práctica obstétrica involucraba sólo el trabajo de parto y el parto vaginal, con independencia de las circunstancias clínicas. Lo mismo sucedía con la decisión del control prenatal en forma definitiva durante la operación cesárea, ya que si la paciente no tenía estudios suficientes era considerada como no apta para decidir y era el médico quien tomaba la decisión de ocluir o no las salpinges para evitar otro embarazo. Los cambios en la forma de realizar la práctica ginecoobstétrica moderna han permitido mejorar la calidad de la atención médica, pero esto también ha hecho que se incremente el número de operaciones cesáreas a 32.8% en los países de primer nivel y a 22.0% en México.