No estoy aquí para contar la guerra de Troya.
Esta es la historia de mi carne,
allí donde coincidieron la muerte y el amor.
Tomando como punto de partida el canto XVI de la Ilíada, el dramaturgo Alberto Conejero, ganador del Premio Nacional de Literatura Dramática en 2019, nos brinda una aproximación personal e íntima al poema de Homero, una nueva mirada vivida y contada desde un personaje secundario en el relato habitual, tan discutido como fascinante y misterioso: Patroclo, el «más amado» por Aquiles.
En mitad de tanto fuego que enlaza diversas épocas y donde aparecen referencias y citas de, entre otros, Safo, Pedro Lemebel, Anne Carson o Luis Cernuda es un alegato antibelicista y una muestra más de la impotencia del arte ante la guerra; un oratorio por las víctimas que habla de conceptos como el poder, la pasión, la violencia o la patria.
La obra es también un intento de contar la historia de otro modo, que es imaginar el futuro de otro modo. El rescate de una alegría posible. El canto de un personaje que aquí es, ante todo, carne enamorada y deseo. Un deseo libre y disidente.
Porque yo no estoy aquí para hablar del «compañero devoto», ni «del más querido entre los soldados», yo estoy aquí para reventar los eufemismos, para hablar del amante insaciable.