Walt Whitman empezó este Diario a fines de 1862, en pleno fragor de la guerra de Secesión que asoló los Estados Unidos de América. A su condición de poeta, Whitman sumaba la de periodista, por eso estas páginas están tocadas por la sensibilidad del artista, pero también por la inmediatez y el rigor informativo de quien participó activamente en los hechos de unos días memorables y quiso dejar constancia de ellos con unos apuntes tomados a lápiz, a vuela pluma sobre el terrero.
Es éste un libro conmovedor hecho de rápidos y certeros bocetos, pinceladas intuitivas, enérgicas y vívidas; un libro complementario de su obra poética, en cuyas páginas late la misma grandiosidad contenida en lo apenas apreciable, idéntica comunión con la Naturaleza, igual comprensión, e igual afecto, hacia las personas, sus ideas, sus emociones y sus peripecias vitales.