César Vallejo, el poeta peruano más grande de todos los tiempos y figura capital de la poesía hispanoamericana del siglo XX, es considerado como una de las voces más originales de la lengua española, pero poco se conoce su faceta de cuentista. Después de la publicación de Trilce, Vallejo entra en busca de nuevos horizontes y publica en 1923 dos libros en prosa: Escalas Melografiadas, con la que inicia su producción narrativa y Fabla salvaje. La narrativa breve del autor peruano, integrado en Escalas posee un rasgo ensayístico y argumentativo. En toda su obra poética y prosística Vallejo realiza una angustiosa y desconcertante inmersión en los abismos de la condición humana que nunca antes habían sido explorados.
Los cuentos aquí reunidos, varios de ellos escritos en prisión, son historias de escasa extensión, transidas de horror carcelario, dominadas por el desasosiego que a Vallejo le causaba la injusticia. En sus narraciones trató de difundir el concepto de justicia y las dificultades del humano para asumirla, el más claro ejemplo de estos se da en Muro noroeste, donde la muerte de una araña causada por un compañero de celda le permite hacer un largo examen sobre el tema y destila la amargura de quien ha recibido los golpes de la injusticia y en Muro antártico, analiza los aspectos de la condición de los reclusos. En Más allá de la muerte, Mirtho, Los Caynas y El Unigénito, muestra las desavenencias surgidas de ciertos desajustes de personalidad de algunos personajes, así como el desconcierto que causa el terror y el impacto impresionante de la angustia.
Esta obra reúne cuentos aparecidos en Escalas y algunos inéditos como: Paco Yunque, El niño del Carrizo (una bella estampa de la naturaleza peruana) y Los dos soras (tragedia que sirve para describir la pureza y la bondad, distante de cualquier ambición). Toda la producción narrativa de Vallejo muestra las lacras sociales, la amargura y el dolor del ser humano, siendo un complemento de las imágenes que nos describe su poesía.