DE GOUGES, OLIMPE / PALM, ETTA / DE MERICOURT, THEROIGNE / LACOMBE, CLAIRE.
Siempre se vuelve a la Revolución Francesa, punto nodal de elaboración de tantas y tan variadas reflexiones sobre el mundo que nacía, no sólo en Francia sino en Europa y en el mundo entero. También la reflexión sobre los problemas de género tuvo allí un punto de inflexión, y su característica más importante consistió en que fueron justamente mujeres las que dieron comienzo a especulaciones en torno al rol que les cabe con relación a la historia de la nación y al tipo de vínculo que las une o las debe unir a los varones.Recogemos aquí textos de mujeres que escribieron, lucharon y padecieron (algunas pagando con su vida) durante los convulsionados años de la Revolución Francesa: Olympe de Gouges, dramaturga notable en su momento, que fue guillotinada por cuestionar la condena a muerte de la familia real; Etta Palm, holandesa integrante del Cercle Social; Théroigne de Méricourt, que propusiera con energía el armamento de las mujeres para defender la patria, y Claire Lacombe, animadora de la Sociedad de Mujeres Republicanas Revolucionarias. Con raras excepciones, estos textos se vuelcan al idioma castellano por primera vez. Único texto masculino, el libro se cierra con la solitaria propuesta del marqués de Condorcet de conceder los derechos ciudadanos a las mujeres, es decir, derecho a elegir y ser elegidas en los cargos públicos, anhelo que tardaría más de ciento treinta años en convertirse en realidad.Recogemos aquí textos de mujeres que escribieron, lucharon y padecieron (algunas pagando con su vida) durante los convulsionados años de la Revolución Francesa: Olympe de Gouges, dramaturga notable en su momento, que fue guillotinada por cuestionar la condena a muerte de la familia real; Etta Palm, holandesa integrante del Cercle Social; Théroigne de Méricourt, que propusiera con energía el armamento de las mujeres para defender la patria, y Claire Lacombe, animadora de la Sociedad de Mujeres Republicanas Revolucionarias. Con raras excepciones, estos textos se vuelcan al idioma castellano por primera vez. Único texto masculino, el libro se cierra con la solitaria propuesta del marqués de Condorcet de conceder los derechos ciudadanos a las mujeres, es decir, derecho a elegir y ser elegidas en los cargos públicos, anhelo que tardaría más de ciento treinta años en convertirse en realidad.