Versión y notas de Mario Satz
Que los ciento diecisiete versículos del más famoso canto de amor de la poesía universal ocupen un lugar tan prominente en la mística judeocristiana y lateralmente en la islámica, constituye un destino a todas luces magnífico para versos tan exaltados como oscuros. Apenas cinco páginas, las que El Cantar de los Cantares ocupa en la Biblia castellana, resumen, para rabinos y eruditos cristianos por igual, toda la aventura del ser humano en su búsqueda de lo divino, el irresistible deseo de la criatura por acceder a su Creador o, si se quiere, el sentimiento que cada individuo experimenta ante la belleza, su gracia y enigmático poder de atracción.
Esta versión que Mario Satz ha llevado a cabo siguiendo las claves numéricas y geográficas del Cantar, y en el contexto de la literatura comparada, nos revela inesperadas sincronías y asombrosas constantes que corroboran la unanimidad del galanteo amoroso con su gesto por la música de las palabras, los aromas y los elogios, el arte de seducir y la voluntad de agradar con que nuestra especie ha expresado, a lo largo de los siglos, la relación íntima entre el hombre y la mujer, pero también -como quieren los místicos Juan de la Cruz y Teresa de Jesús o los poetas como fray Luis de León-, el puente entre el alma y su Amado, la psique y el Espíritu, la esposa y el Esposo. En El Cantar de los Cantares hay, empero, mucho más que poesía. Están las huellas fonéticas de un diólogo entre el finito corazón del hombre y el polifónico latido de la tierra, sus especies y paisajes; la urgencia de desear y la decepción de perder; el goce de vivir, la delicia de compartir y, por último, la corroboración de que, como querían los griegos, el amor es un dios, y como supieron judíos y cristianos, Dios es amor, la fuerza que hace danzar el remolino en el agua y el helicoide en las galaxias. La más honda y tal vez la más compleja de las leyes.
Mario Satz es poeta, narrador, ensayista y traductor. Nació en Coronel Pringles, Buenos Aires, en el seno de una familia de origen hebreo. En 1970 se trasladó a Jerusalén para estudiar Kabbalah y en 1978 se estableció en Barcelona, donde se licenció en Filología Hispánica. Hoy combina la realización de seminarios sobre Kábala con su profesión de escritor.
Incansable viajero, ha recorrido Estados Unidos, buena parte de Sudamérica, Europa e Israel.