En Aquí no hay un bosque, de Baudelio Lara, el yo postmoderno va a buen paso por el camino que irremediablemente lo transformará en el yo posthumano.
Pero aún no.
Al ritmo de la vagancia de Montaigne, Baudelio Lara discurre a través de los derelictos fantásticos que la modernidad fue abandonando conforme se iba yendo hacia el futuro (ese futuro que se nos está deshaciendo entre las manos).
Esta poesía se adueña del paisaje por el que va pasando. Domina los terrenos del arte, las extensiones del deseo y las propiedades de la muerte. La voz, una vez encontrada, lo puede todo.
En este errar por los siglos de los siglos, los pasos no están exentos de tropiezos, pero Baudelio Lara vence incluso en la posible caída: tropezar con una piedra es tropezar/ con el mundo, afirma.
Y es el mundo lo que aquí ofrece al lector.