El libro refleja un pensamiento en estado de exploración ante una etapa de la vida de las mujeres aún insuficientemente estudiada por el psicoanálisis contemporáneo. La menopausia se convertirá en una ocasión para pensar a la mujer en su condición de ser humano y para describirla en medio de un cambio fisiológico que coincide generalmente con la crisis de la mitad de la vida. Cuando la sangre menstrual se va, la psique piensa a la sangre, y en ese pensarla y sentirla se juegan fantasías y temores. La menopausia como oportunidad en el camino hacia la madurez constituye una melodía central que recorre casi todos los capítulos del libro. La sexualidad de las mujeres menopáusicas, el frecuente frenesí deseante del climaterio, los efluvios y los éxtasis amorosos en mujeres adultas ya no tan jóvenes son observables que acercan la representación transgresora de la vida sexual en la edad mayor. La metamorfosis de la menopausia reactiva duelos arcaicos y facilita el despertar de las mujeres al complejo de la finitud. El título del libro señala la intención de considerar la despedida de la sangre y, por extensión, la despedida como significante mayor, como operatoria de desligamiento y procedimiento de desapego. El torbellino menopáusico es rico en consecuencias psíquicas de mayor o menor intensidad. Las señales enviadas por las sangres en su retirada y los síntomas en su advenimiento conforman una madeja de vivencias corporales que repercuten sobre la mente y resignifican escenas. A la subjetividad inherente a toda experiencia, se agregan la intersubjetividad, los vínculos con el entorno y el conjunto de mandatos socioculturales.